Al invocarse a la Telesita,
se exalta su pasión por el baile y las características trágicas de su
muerte. La leyenda de la Telesita pertenece al folklore santiagueño y ha
inspirado gran cantidad de canciones, poesías y relatos, entre ellas una de
las melodías más
antiguas que se conocen del estilo folklórico conocido como chacarera,
recopilada a comienzos del siglo XX por Andrés Chazarreta.
La
leyenda de la Telesita, dio origen a un rito particular, una especie de
rogativa conocida como telesiada, bajo la forma de rezabaile, mediante el
cual, cuando una persona pierde un objeto, la comunidad o sus conocidos
organizan una jornada de baile con consumo de alcohol, que se inicia siempre
con un chacarera, en la que no se puede cambiar de pareja y se baila hasta
caer rendido.
Datos biográficos
La existencia de la Telesita tiene carácter
legendario. Uno de los primeros registros escritos de su tragedia fue
realizado el 8 de enero de 1907, cuando el diario El Liberal de Santiago del
Estero publicó un artículo dedicado a La Telesita. Las antropólogas María de
Hoyo y Laura Migale han investigado su existencia y las versiones orales que
la relatan.
Una de las más detalladas es la que sostiene que se trató de
Teresita del Barco o Telésfora Santillán, conocida como la Telesita, una
joven de buena posición económica que vivió en la segunda mitad del siglo
XIX en Santiago del Estero. Hija del estanciero Pedro del Barco y María Rosa
Gómez, la joven vivió durante su infancia en la estancia "La Aurora", sobre
la ladera de las sierras de Guasayán. Físicamente, se trataba de una
niña de gran belleza, de cabello negro y ojos azules. Cuando la joven
llegó a la edad de casarse, la familia se trasladó a la ciudad de Santiago
del Estero, pero allí son alcanzados por una epidemia de cólera que produjo
la muerte de sus padres.
Siempre de acuerdo a esta
versión, poco después la Telesita se casó con un joven estanciero
llamado Eumelio Ahumada, pero también moriría como consecuencia de las
heridas recibidas en un duelo a cuchillo, defendiendo el honor de su esposa.
Afectada por la tragedia, la joven decidió instalarse en una humilde choza
de
La Banda, paraje ubicado al otro lado de la ciudad de Santiago del
Estero, al otro lado del Río Salado. Allí se dedicó a cuidar a los
necesitados y curar a los enfermos ganando fama como curandera.
En otra versión, la Telesita era una joven campesina, muy pobre e
"inocente", refiriéndose con esta última palabra a un retraso mental, que se
hacía presente en las fiestas y disfrutaba del baile. El folkorólogo Félix
Coluccio transmite la versión de que se trataba de una joven humilde nacida
en Tolojona, paraje del Departamento Moreno, ubicado en la región oriental
de la provincia.
La folkloróloga Berta Vidal de Battini recopiló versiones orales de la vida
legendaria de la Telesita, difundidas a su vez por Perla Montiveros de Mollo.
La siguiente es la transcripción textual de una de ellas:
La Telesita había sido hija única de padres muy
ricos. Murieron los dos y como la niña era inocente, ella empezó a dar
todo, todo lo que tenía. Las prendas de oro, de plata, la hacienda que ella
tenía de la que buscaran, todo se le fue. Y empezó a cantar y bailar. Por
ahí le entró. No quedó bien de la cabeza vuando murieron los padres y se fue
al monte. A veces llegaba a las casas y le daban de comer. La Telesita era
como adivina. Cuando decian en tal parte va a haber un baile, ella ya lo
sabía y allá se iba. En las trincheras, como llaman en los pagos lo que
rodea el patio para las fiestas, ahí en esa basura que se amontonaba, ahí
amanecía la Telesita. Todo el mundo le tenía
lástima. Cuando terminaba el baile ya salía cantando esa chacarera que
cantaba. Y siempre estaba en los montes. Murió quemada, ardida. Se arrimó a
un tronco que había estado quemando porque le hacía frío. Se acostó allí y
el fuego siguió marchando y se quemó todo. La recogió una señora que era
vecina de nosotros, Doña Fernanda Escobar, que ya era vieja. Ella la llevó a
su
monumento y la sepultó. Y empezó a hacerle las promesas. Una vez había
tenido un chancho para carnear y una noche se lo roban del corral. Ella
dice:
- No, mi chancho va a salir. Telesita, te ofrezco un baile. Voy a tomar
siete copas de caña y voy a cantar siete chacareras si me lo haces
aparecer(...)
Es un alma muy milagrosa. Todos en Santiago le hacen promesas.
Todas las versiones coinciden en que
la Telesita murió quemada, pero las circunstancias y la forma varian
considerablemente. Uno de los relatos más difundidos sostiene que murió como
consecuencia de haberse dormido muy cerca del fuego tratando de protegerse
del frío. Otra de las versiones relata que se quemó durante un
baile, cuando su ropa se incendió al tomar contacto con el fuego.
Finalmente también existe la versión de que la Telesita habría sido
alcanzada por un rayo que la prendió fuego y que al buscar refugio en su
rancho, también produjo el incendio del mismo.
Todas las versiones le atribuyen a la Telesita una gran belleza y bondad, y
una gran pasión por el baile.
Creencias y ritos
La trágica muerte de la Telesita dio origen a la creencia de que, luego de
morir se convirtió en un "alma en pena" y a la vez en un "alma
milagrosa", es decir capaz de producir milagros si se la invoca. La
Telesita ha sido asociada el hallazgo de cosas perdidas o robadas, pero
también para encontrar agua, causar lluvia y otro tipo de necesidades. Para
cumplir las promesas a la Telesita se originó la costumbre de organizar
telesiadas.
La telesiada es una especie de rogativa que consiste en una jornada de
baile, durante la cual se toma alcohol (aloja, vino o caña), y en los que
las parejas no pueden cambiarse, debiendo bailar hasta caer rendidas. En las
telesiadas es habitual quemar un muñeco que representa la muerte de la
Telesita, o semigajar un angelote de pan hecho especialmente.
Ricardo Rojas, en su libro El
país de la selva (1907), sobre Santiago del Estero, describe una
telesiada del siguiente modo:
No siendo carnaval, ni reyes, ni noche buena, ni otra alguna de las
ocasiones clásicas, pregunté el motivo de la fiesta. - Es una promesa a la
Telesita. - me bisbisó un paisano cuyo bigote en garfio adornaba las ondas
comisuras de su boca
sensual. Averigüé quién era la Telesita, y él respondióme con laconismo
reacio: - Ánima milagrosa... Como en ese instante se acercaba el ladino de
la casa, él abundó en explicaciones. - Si usted quiere ganar una carrera, o
sanar un enfermo, o encontrar una cosa que se le pierda... vamos: algo que
usted desea le hace una promesa a la
Santa. - ¿Promesa de qué? - De ponerle un baile...
Aduciendo sentir lástima infinita por la infeliz, que lleva la mirada
extraviada, que durmiendo a veces a la vera de los caminos, y a quien algún
paisano piadoso le presta un catre donde descansar fatigosas jornadas y un
lienzo, para tapar su magro cuerpo lacerado, los santiagueños supersticiosos
hacen en su
honor bailantas. Además de sentir penas por la desgraciada, creen que es
muy milagrosa, que para conseguir sus favores debe bailarse en su nombre,
porque a ella eso le gusta mucho. Quienes conocen su historia dicen que en
vida era afecta a los bailes y a “tomar” (beber bebidas alcohólicas).
Siempre andaba descalza, hasta que un día murió quemada en un incendio del
monte.
Chupan (beben), bailan y
cantan. Primero lo hace el promesante, que debe tomar siete copas por
ella. Luego baila siete chacareras descalzo, y sigue chupando entre danza y
danza, hasta que se consumen las siete velas encendidas en un tosco altar
dentro del
rancho. Recién entonces, comienza la algarabía general, entregándose
todos a la descontrolada bacanal de alcohol, asado y empanadas, bailando ya
gatos, escondidos, malambos, zambas y chacareras, en medio del estruendo y
humo de los cohetes. La música se ejecuta con guitarra, bombo y bandoneón.
Ricardo Rojas
De Hoyos y Migale describen la telesiada, como una
ceremonia que organiza un "promesante", quien a su vez lo hace para
obtener determinado favor de la santa. El promesante prepara una especie de
pan con forma de ángel, del tamaño de un niño, que representa el espíritu de
la Telesita y que permanecerá en una mesa en el centro del patio, cubierto
de un mantel blanco y rodeado de velas y flores. Los participantes deben
tener auténtica
devoción y una intención honesta de cumplir la promesa, a través de la
música, el baile y el consumo de bebida alcohólica. La telesiada siempre
comienza bailando siete chacareras seguidas y al finalizar cada una hay que
tomar una copa de alcohol. Luego todos los participantes se euman al baile
debiendo hacerlo hasta que el promesante caiga rendido, momento en el que el
ritual se ha cumplido. Entonces se
apagan las velas y una joven elegida, toma el
ángel y lo deshace repartiéndolo entre los participantes, quienes los
comen con un trago de alcohol. Otra modalidad es hacer un muñeco de papel o
trapo y quemarlo al final.
Fuera de las telesiadas, existe la creencia también de que la Telesita se
aparece para hacer el bien, siempre descalza y con ropas andrajosas.
La Telesita en el arte
La leyenda de la Telesita ha dado
origen a gran cantidad de manifestaciones culturales, principalmente
canciones. A comienzos de siglo XX, el músico e investigador de la música
folklóroca argentina, Andrés Chazarreta, recopiló la melodía de una
chacarera tradicional con el nombre de La Telesita. Entre las versiones
instrumentales de la melodía se destacan la que realizaran Ariel Ramirez
y Jaime Torres, en dúo de piano y charango, en el album Inigualables, o la
del armoniquista Hugo Diaz.
A esa melodía le han puesto letra varios compositores. Entre las más
conocidas se encuentra la que escribiera Agustín Carabajal en la
década de 1960, que integra el repertorio histórico de Los Carabajal y
de Los Manseros Santiagueños, grupos que integrara el músico. Otras
versiones del tema han sido grabadas por Los Fronterizos, incluida en el
album Los Fronterizos de hoy (1969), Los Nocheros de Anta, y Hernán Figueroa
Reyes.
Otra letra en base a la
melodía recopilada por Chazarreta fue escrita por Abel Monico Saravia
(1928-2008), que cuenta con una versión realizada por Jorge Cafrune y que se
haya incluida en el álbum Lindo haberlo vivido para poderlo contar (1971).
Existen también canciones dedicadas a la
leyenda sobre la base de melodías diferentes de la tradicional. Entre
ellas se destaca Canto a la Telesita, con música de Rolando Valladares y
letra José Augusto Moreno.
En el teatro, la escritora
santiagueña Clementina Quenel escribió en 1949 una obra de teatro
titulada La Telesita, sobre el drama que expresa la leyenda. En 1991 la obra
recibió las máximas distinciones en el Primer Encuentro de Historia y
Folclore en el Teatro Argentino, realizado Tandil.
Por su parte, León Benarós ha escrito un conocido poema titulado
La Telesita, que integra su libro Romancero criollo. En la misma,
Benarós relata detalladamente su propia versión de la leyenda. Una parte de
la misma dice:
Ya murió la Telesita
en su tormento quemada.
Promesantes del lugar
la miran santificada. Fuente
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