La joven asesinada se
convirtió en una "almita milagrosa" canonizada popularmente. M.E. Valentié
tuvo acceso a una transcripción del proceso judicial al que fue sometido su
asesino. "La historia, naturalmente difiere del mito. La protagonista es una
mujer de unos treinta años llamada Visitación Sivila de Jiménez, casada y
separada. Después de algunos amoríos, hacía dos años que había constituído
una pareja estable. Un día Visitación salió a las ocho de la mañana de su
casa para comprar provisiones en el pueblo más cercano. Su marido que ya
había comenzado a inquietarse, vio que a las cuatro de la tarde volvía solo
el caballo sin el ensillado. Su búsqueda resultó infructuosa ese día;
algunos vecinos dijeron que la habían visto pasar rumbo a su casa alrededor
de las dos de la tarde, luego el rastro se perdía.
A la mañana siguiente
llegó hasta un puesto policial donde consiguió acompañantes para continuar
la búsqueda. Al desandar el
camino, los perros que seguían la partida husmearon un rastro de sangre
a orilla de la ruta. Descubrieron otro rastro, el de un cuerpo arrastrado en
la espesura del monte, hasta que finalmente vieron una especie de túmulo
formado por ramas y hojas tapado por un poncho manchado con sangre. Por los
pies que sobresalían entre las ramas, el marido reconoció los zapatos de su
mujer, no tocaron nada y fueron a hacer la denuncia a la comisaría.
Orientada por las
declaraciones de los vecinos que dijeron haber visto a un hombre desconocido
que había pasado a caballo en horas que coincidían con el paso de visitación
la policía pudo dar con el asesino. Era un muchacho de unos veinticinco años
que, desde hacía poco tiempo vivía en casa de un
hermano. Al revisar su pieza, encontraron bajo la cama algunas ropas de
su víctima, las provisiones que había comprado y también un pedazo de carne
que había "charqueado", (dice textualmente el expediente), del muslo de la
mujer.
El asesino narró su crimen con toda claridad y sin demostrar remordimiento.
Era un joven feo y rudo, que nunca había asistido a una escuela ni tenía la
menor instrucción religiosa. Según su declaración no tenía éxito con las
mujeres que siempre lo rechazaban y hacía cuatro años que no tenía
relaciones sexuales. Entonces vio venir por el camino una
mujer sola. Primero le habló, le ofreció dinero y como ella continuaba
negándose, le echó un lazo al cuello y la arrastró al monte y con su puñal
terminó de matarla. Luego la violó y disimuló su cadáver con ramas cortadas
de los árboles cercanos."
Mito e historia tienen
muchos puntos en común y difieren en cuanto se refiere a una adolescente
virgen y que el
matador fue circunstancial. Aquí entonces aparecen como elementos
pertenecientes a un arquetipo mítico el ser una niña inocente, muerta
violentamente para abusar de ella. Este paradigma se repite en muchos de los
mitos como expresión extrema del sacrificio. Fuente
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