Éstos comúnmente estaban
organizados en torno a la
iglesia de planta basilical y el claustro. Es considerado patrón de
Europa y patriarca del monacato occidental. Benito escribió una regla para
sus monjes que fue llamada "La
Santa Regla" y que ha sido inspiración para los reglamentos de muchas
otras comunidades religiosas.
Biografía
La única fuente con información sobre la vida de San Benito de Nursia es el
libro segundo de los Diálogos, escritos por san Gregorio Magno (c. 540-604).
Para estos relatos, el pontífice se basó en el testimonio de algunos monjes
que conocieron al santo. Este libro, en algunos pasajes, carece del rigor
histórico tal como se entiende en la actualidad.
Era hijo de un noble romano. Su hermana gemela se llamaba
Escolástica y también fue reconocida como santa. Su infancia se
desarrolla en Nursia donde realiza sus primeros estudios. Es enviado a Roma
para capacitarse en filosofía y retórica, pero decepcionado por el desorden
moral de los habitantes de la ciudad y deseando una vida más espiritual,
pronto abandona la capital para retirarse a Enfide (actual Affile), de donde
huyó, según la leyenda, tras realizar un milagro. Con ayuda del abad de un
monasterio cercano llamado Román (San Román Abad, Romain de Condat), se
instaló en una gruta de difícil acceso, en un lugar cercano llamado Subiaco,
para vivir allí como un ermitaño. Después de pasar tres años en ese lugar,
dedicado a la oración y el sacrificio, fue descubierto por unos
pastores, quienes extendieron su fama de
santidad.
A partir de allí, y especialmente gracias a sus supuestas dotes de
taumaturgo, fue visitado constantemente por personas que buscaban su consejo
y dirección espiritual. Es elegido abad de un monasterio en Vicovaro, en el
norte de Italia, pero dado que los monjes no aceptan su régimen de vida
exigente, intentan envenenarlo. Según la leyenda, Benito descubre las
intenciones de los monjes porque, en el momento de impartir la bendición, el
recipiente se hace pedazos. Tras esto, el abad decide abandonar la
comunidad. Vuelve a Subiaco, donde, debido a una gran afluencia de
discípulos, funda allí varios monasterios. En 529, a causa de la envidia de
un sacerdote de la región, se refugia en Montecasino donde funda un
monasterio y desde donde se extiende la
Orden Benedictina. En 540 escribe su famosa Regula monasteriorum (Regla
de los monasterios). Murió en el año 547.
Iconografía
A Benito se le representa
habitualmente con el libro de la Regla, una copa rota, y un cuervo con un
trozo de pan en el pico, en memoria del pan envenenado que recibió Benito de
parte de un sacerdote de la región de Subiaco que le envidiaba.
San Gregorio cuenta que, por orden del santo, el cuervo se llevó el pan
adonde no pudiera ser encontrado por nadie.
Devoción
Algunos creyentes invocan a san Benito para protegerse contra las picaduras
de las ortigas, el veneno, la erisipela, la fiebre y las tentaciones.
Es patrono de los archiveros, agricultores, ingenieros, curtidores,
moribundos, granjeros, de la villa Heerdt cerca de Düsseldorf en Alemania,
de enfermedades inflamatorias, de los arquitectos italianos, de los que
padecen enfermedades de riñón, de los monjes, de la villa de Nursia (su
ciudad natal), de Italia, de los
religiosos (entiéndase pertenecientes a congregaciones religiosas), de
los escolares, de los criados, de los espeleólogos.
Las
reliquias de San Benito están conservadas en la cripta de la abadía de
Saint-Benoît-sur-Loire (Fleury), cercana a Orleans y de Germigny-des-Prés,
donde se encuentra una iglesia carolingia, en el centro de Francia.
Se creó un galardón con su nombre, que fue recibido por el entonces cardenal
Joseph Ratzinger (ahora Benedicto XVI) el 1 de abril de 2005.
ORACIÓN A SAN
BENITO
La Regla de San Benito
La Regula monasteriorum, que consta de 73 capítulos y un prólogo, fue
retomada por Benito de Aniano en el siglo IX, antes de las invasiones
normandas; él la estudió y la codificó dando origen a su expansión por toda
la
Europa carolingia, aunque fue adaptada para restarle importancia a los
trabajos manuales, en relación a la liturgia y a los monjes. Posteriormente,
a través de la Orden de Cluny y la centralización de todos los monasterios
bajo la Regla de San Benito en cabeza de los cluniacenses, fue como la
Regla de San Benito adquirió gran importancia en la vida religiosa
europea durante la Edad Media. En el siglo XI apareció la reforma del Císter,
que buscaba recuperar un régimen benedictino más ajustado a la Regula. Otras
reformas (como la camaldulense, la olivetana o la silvestrina) han buscado
darle también énfasis a diferentes aspectos de la Regla de San Benito.
A pesar de diferentes momentos históricos, en los cuales la indisciplina,
las persecuciones o las agitaciones políticas han hecho decaer la práctica
de la Regla de San Benito o han diezmado la población monástica, los
monasterios benedictinos han mantenido en todos los tiempos un gran número
de religiosos y religiosas. Actualmente, alrededor de 700 monasterios
masculinos y unos 900 monasterios y casas religiosas femeninas, ubicados en
los cinco continentes, siguen la Regla de San Benito. Se incluyen en esta
cifra monasterios de confesión protestante, tanto anglicanos como luteranos.
Su influencia en el monacato es considerable tanto en occidente como en el
mundo, especialmente en lo que concierne a la vida intelectual del
cristianismo. Esta Regla es un modelo de vida colectiva, tomada como ejemplo
en la organización de algunas empresas.
Sobre las diferentes ediciones de la
Regla, el padre García M. Colombàs (†2010), monje de Montserrat
(Cataluña, España), registra en su edición de la misma, el siguiente dato:
"Entre 1930 y 1968-69, según datos provisonales, vieron la luz 60 ediciones
en latín, 32 en alemán, 31 en inglés, 30 en francés, 21 en italiano, 9 en
holandés, 4 en español, 2 en checo, croata húngaro, portugués y japonés, y 1
en catalán, irlandés, árabe y coreano" (p. 24). Fuente
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