En efecto, el
Evangelio de Lucas menciona a «los padres» de Jesús cuando éste ya
cuenta con 12 años (Lucas 2:41-50), pero no se menciona a José de Nazaret en
los Evangelios canónicos durante el ministerio público de Jesús, por lo que
se presume que murió antes de que éste tuviera lugar.
José en la Biblia
El
evangelio de Mateo 1:18-24 muestra parte del drama que vivió José de
Nazaret al saber que María estaba
embarazada. Iba a repudiarla, en secreto porque era justo, porque no
quería que fuera apedreada según lo dispuesto en la Ley. (Deuteronomio
22:21). El Ángel del Señor le manifiesta que ella concibió por obra del
Espíritu Santo y que su hijo salvará a su pueblo, por lo que José acepta a
María.
Luego, cuando Herodes el Grande ordena matar a los niños menores de dos años
de Belén y de toda la comarca, José toma al Niño Jesús y a su madre y huye a
Egipto (Mateo 2:13-18). Al morir Herodes, José regresa con el niño y su
madre, pero no se establece en Judea por miedo a Arquelao, el hijo de
Herodes el Grande, y decide retirarse con su familia a Nazaret (Mateo
2:19-23), lugar que, según recientes descubrimientos arqueológicos, era
entonces una pequeña aldea con casas muy humildes adyacentes a cuevas
rocosas y donde antes vivía María, según Lucas 1:26-32.
Tradición
Según la tradición José nació en
Belén. Los padres de José eran Santiago y Santa Juana. Santiago (cuyo
nombre original es Jacob) era natural de Belén. Sus padres eran Mathan y
Estha. Su genealogía es la del Evangelio de
San Mateo. Santa Juana (cuyo nombre original es Abdit), llamada por
algunos Abigail, era de Belén. Sus padres eran Eleazar y Abdit.
Además, José tenía un primo hermano, de nombre Cleofás, que fue padre de
Santiago el Menor, José Barsabas, Simón El Celote, Judas Tadeo, Lidia y
Lisia (todo ellos fueron conocidos como hermanos de Jesús, aunque en
realidad eran sus primos segundos).
José muere poco antes de que Jesús iniciara su vida pública. Muchos teólogos
sostienen que José subió al cielo en cuerpo y alma; incluso algunos
sostienen que José fue inmaculado desde su concepción. La Josefología está
en constante evolución.
Iconografía
San José se halla representado desde el siglo III en algunos relieves de
sarcófagos, siempre junto a la Virgen María, llevando ordinariamente como
distintivo un cayado (bastón con el extremo superior curvo) o un instrumento
de su oficio.
En el sarcófago de
San Celso en Milán de finales del siglo IV aparece con una destral o
hacha.
En un díptico de la catedral de dicha ciudad, con una sierra (siglo VI).
En un mosaico de Santa María la Mayor del siglo V empieza a llevar la vara
florida con que se dibujará de ahí en adelante.
En la pila bautismal de
San Isidoro de León tiene un báculo en forma de T y un libro.
Hasta el siglo V siempre se le da un aspecto joven y hasta el siglo XIII
nunca figura aislado o fuera de escena.
San José y la Iglesia
católica
Por la fidelidad a su esposa, con la que según la Iglesia católica consumó
el matrimonio manteniendose casto, debido a que
María estaba profundamente entregada al amor de su padre divino (aún
siendo verdadero esposo virginal), San José recibió el don divino de la
paternidad, de ahí su dignidad y santidad.
San José fue declarado patrono de la familia. Es por antonomasia el
patrono de la buena muerte, atribuyéndosele el haber muerto en brazos de
Jesús y de María.
El Papa Pío IX lo proclamó patrono de la
Iglesia universal en 1870. Debido a su trabajo de carpintero es
considerado patrono del trabajo, especialmente de los obreros, por dictamen
de Pío XII en 1955, que quiso darle connotacion
cristiana a la efeméride del Día internacional de los trabajadores.
La Iglesia católica lo ha declarado también protector contra la duda y el
Papa Benedicto XV lo declaró además patrono contra el comunismo y la
relajación moral. En 1989 el papa Juan Pablo II le dedicó una exhortación
apostólica: "Redemptoris Custos". Ha sido proclamado patrono de América,
China, Canadá, Corea, México, Austria, Bélgica, Bohemia, Croacia, Perú,
Vietnam.
ORACIÓN A SAN
JOSÉ
Versión apócrifa
El Evangelio apócrifo, la Historia copta de José el carpintero dice:
"Había un hombre llamado José, natural de la villa de Bethlehem, la de los
judíos, que es la villa del
rey David. Era muy instruido en la sabiduría y en el arte de la
construcción. Este hombre llamado
José desposó a una mujer en la unión de un santo matrimonio y le dio
hijos e hijas: cuatro varones y dos hembras. He aquí sus nombres: Judá,
Josetos, Jacobo y Simeón. Los nombres de las muchachas eran Lisia y Lidia. Y
la mujer de José murió, según ley de todo nacido, dejando a su hijo Jacobo
de corta edad. Y José, varón justo, glorificaba a Dios en todas sus obras. E
iba fuera de su villa natal a ejercer el oficio de carpintero, con dos de
sus hijos, porque vivían del trabajo de sus manos, según la ley de Moisés.
Los sacerdotes dijeron a la Virgen: Vete con José y obedécele, hasta que
llegue el tiempo en que efectúes el casamiento.
José acogió a María en su casa y ella, encontrando al pequeño Jacobo con
la tristeza del huérfano, se encargó de educarlo y por esto se llamó a
María madre de
Jacobo. Luego que José la hubo recibido, se puso en viaje hacia el lugar
en que ejercía su oficio de carpintero."
Oración a
San José
A Vos recurrimos en nuestra
tribulación, bienaventurado José, y después de haber implorado el auxilio de
vuestra Santísima esposa, solicitamos también confiadamente vuestro
patrocinio. Por el afecto que os unió a la Virgen Inmaculada, Madre de Dios;
por el amor paternal que profesasteis al Niño Jesús, os suplicamos que
volváis benigno los ojos a la herencia que Jesucristo conquistó con su
Sangre, y que nos socorráis con vuestro poder en nuestras necesidades.
Proteged, prudentísimo custodio de la
Sagrada Familia, al linaje escogido de Jesucristo; preservadnos, Padre
amantísimo, de todo contagio de error y corrupción; sednos propicio y
asistidnos desde el Cielo, oh, poderosísimo Protector nuestro! en el combate
que al presente libramos con el poder de las tinieblas, y del mismo modo que
en otra ocasión librasteis del peligro de la muerte al
Niño Jesús, defended ahora a la Santa Iglesia de Dios de las asechanzas
del enemigo y de toda adversidad. Amparad a cada uno de nosotros, con
vuestro perpetuo patrocinio, a fin de que, siguiendo vuestros ejemplos y
sostenidos con vuestros auxilios, podamos vivir santamente, morir
piadosamente, y obtener la felicidad eterna del cielo. Amén. Fuente
Compartir este articulo : | | | | |
VER MAS SANTOS, SANTAS Y VÍRGENES AQUÍ
|