Es considerada santa por la
Iglesia Católica Romana, la
Iglesia Ortodoxa y la Comunión Anglicana, que celebran su festividad el
22 de julio. Reviste una especial importancia para las corrientes gnósticas
del cristianismo. Su nombre hace referencia a su lugar de procedencia:
Magdala, localidad situada en la costa occidental de lago de Tiberíades.
María Magdalena en el Nuevo Testamento
La información sobre María Magdalena en los evangelios canónicos es escasa.
Es citada en relación con cuatro hechos diferentes:
De acuerdo con el evangelio de Lucas (Lc 8:2), María Magdalena alojó y
proveyó materialmente a Jesús y sus discípulos durante su predicación en
Galilea. Se añade que anteriormente había sido curada por Jesús: "Le
acompañaban los doce y algunas mujeres que habían sido curadas de
enfermedades y espíritus malignos: María, llamada Magdalena, de la cual
habían salido siete demonios [...]".
De acuerdo con los evangelios de Marcos (Mc 15:45-47), Mateo (Mt 27:55-56) y
Juan (Jn 19:25), estuvo presente durante la crucifixión de Jesús.
En compañía de otras mujeres, fue la primera
testigo de la resurrección, según una tradición en la que concuerdan los
cuatro evangelios (Mt 28:1-5, Jn 20:1-2, Mc 16:1-5, Lc 24:1-10). Después
comunicó la noticia a Pedro y a los demás apóstoles.
Según un relato que sólo aparece en el evangelio de Juan, fue testigo de una
aparición de Jesús resucitado (Jn 20:11-18).
Identificación con otros
personajes
Los citados son los únicos pasajes de los evangelios canónicos en los que se
cita a "María de Magdala". La tradición cristiana occidental (católica), sin
embargo, aunque sin apoyarse en evidencias textuales de ningún tipo, ha
identificado con María Magdalena a otros personajes citados en el Nuevo
Testamento:
La mujer adúltera a la que Jesús salva de la
lapidación, en un episodio que sólo relata el evangelio de Juan (Jn
8:3-11)
La mujer que unge con perfumes los pies de Jesús y los enjuga con sus
cabellos antes de su llegada a Jerusalén según los evangelios sinópticos (Lc
7:36-50, Mc 14:3-8,Mt 26:6-13), cuyo nombre no se menciona. Según Marcos y
Mateo, sin embargo, la unción tuvo lugar en Betania, "en casa de Simón el
leproso", lo que ha llevado a identificar a esta mujer a su vez con
María de Betania.
María de Betania, hermana de Lázaro, a la que se atribuye en el evangelio de
Juan la iniciativa antes mencionada (Jn 12:1-8), y que aparece en otros
conocidos pasajes del cuarto evangelio, como la resurrección de Lázaro (Jn
11:20-30). Se identifica también con la María del episodio de la disputa
entre Marta y María (Lc 10:38-42).
La identidad de María Magdalena como María de Betania y "la mujer quien fue
una pecadora" fue establecida en un sermón que el
Papa Gregorio dio en el año 591, en el cual dijo: "Ella, la cual Lucas
llama la mujer pecadora, la cual José llama María [de Betania], nosotros
creemos que es María, de quien siete demonios fueron expulsados, según
Marcos."
Difundida por los teólogos de los siglos III y IV, esta teoría gozó de mucha
popularidad en el siglo XIX y constituyó un tema frecuente en la iconografía
cristiana occidental.
María Magdalena en los evangelios apócrifos
El evangelio de Pedro sólo menciona a María Magdalena en su papel de testigo
de la resurrección de Jesús:
A la mañana del domingo, María la de Magdala, discípula del
Señor -atemorizada a causa de los judíos, pues estaban rabiosos de ira,
no había hecho en el sepulcro del Señor lo que solían hacer las mujeres por
sus muertos queridos-, tomó a sus amigas consigo y vino al sepulcro en que
había sido depositado...
En al menos dos de los textos gnósticos coptos encontrados en Nag Hammadi,
el evangelio de Tomás y el evangelio de Felipe, María Magdalena aparece
mencionada como discípula cercana de Jesús, en una relación tan cercana como
la de los apóstoles. En el evangelio de Tomás hay dos menciones de Mariham
(logia 21 y 114), que, según los estudiosos, hacen referencia a María
Magdalena. La segunda mención forma parte de un pasaje enigmático que ha
sido objeto de muy variadas interpretaciones:
Simón Pedro les dijo: «¡Que se aleje Mariham de nosotros!, pues las
mujeres no son dignas de la vida». Dijo Jesús: «Mira, yo me encargaré de
hacerla macho, de manera que también ella se convierta en un espíritu
viviente, idéntico a vosotros los hombres: pues toda mujer que se haga
varón, entrará en el reino del cielo».
En el evangelio de Felipe (log. 32) es considerada la compañera (κοινωνος)
de Jesús:
Tres (eran las que) caminaban continuamente con el Señor: su madre María, la
hermana de ésta y Magdalena, a quien se designa como su compañera [κοινωνος].
María es, en efecto, su hermana, su madre y su compañera.
No todos los estudiosos, sin embargo, están de acuerdo en que los
evangelios de Tomás y de Felipe se refieran a María Magdalena. Para
Stephen J. Shoemaker se trataría más bien de una referencia a la madre de
Jesús.
Por último, otra importante referencia al personaje se encuentra en el
evangelio de María Magdalena, texto del que se conservan sólo dos fragmentos
griegos del siglo III y otro, más extenso, en copto, del siglo V. En el
texto, tres apóstoles discuten acerca del testimonio de María Magdalena
sobre Jesús. Andrés y Pedro desconfían de su testimonio, y es Leví (el
apóstol Mateo) quien defiende a María.
Leyendas posteriores
Según la tradición
ortodoxa, María Magdalena se retiró a Éfeso con la Virgen María y el
apóstol Juan, y murió allí. En 886 sus reliquias fueron trasladadas a
Constantinopla, donde se conservan en la actualidad. Gregorio de Tours (De
miraculis, I, xxx) corrobora la tradición de que se retiró a Éfeso, y no
menciona ninguna relación con Francia.
Más adelante, sin embargo, surgió en el mundo católico una tradición
diferente, según la cual María Magdalena (identificada aquí con María de
Betania), su hermano Lázaro y Maximino, uno de los setenta y dos discípulos,
así como algunos compañeros, viajaron en barca por el Mar Mediterráneo
huyendo de las persecuciones en
Tierra Santa y desembarcaron finalmente en el lugar llamado Saintes
Maries de la Mer, cerca de Arlés. Posteriormente, María Magdalena viajó
hasta Marsella, desde donde emprendió, supuestamente, la evangelización de
Provenza, para después retirarse a una cueva -La Sainte-Baume- en las
cercanías de Marsella, donde habría llevado una vida de penitencia durante
30 años. Según esta leyenda, cuando llegó la hora de su muerte fue llevada
por los ángeles a Aix-en-Provence, al oratorio de San Maximino, donde
recibió el viático. Su
cuerpo fue sepultado en un oratorio construido por Maximino en Villa
Lata, conocido desde entonces como St. Maximin.
La tradición del huevo de
Pascua
Existe una antigua tradición cristiana de pintar huevos de
Pascua. Estos huevos simbolizan la nueva vida y a Cristo emergiendo de
la tumba, de hecho, los cristianos ortodoxos acompañan esta tradición con la
consigna: «¡Cristo ha resucitado!».
Una tradición ortodoxa relata que tras la Ascensión, María Magdalena fue a
Roma a predicar el evangelio. En presencia del emperador romano Tiberio, y
sosteniendo un huevo de gallina, exclamó:«¡Cristo ha resucitado!». El
emperador se rió y le dijo que eso era tan probable como que el huevo se
volviera rojo. Antes de que acabara de hablar el huevo se había vuelto rojo.
Otra tradición habla de que el corazón sagrado de Cristo quedaría encerrado
en un recipiente con forma de huevo del que María Magdalena sería guardiana.
Veneración
de María Magdalena
Vézelay
El primer lugar de Francia en el que se sabe que hubo
culto a María Magdalena fue la ciudad de Vézelay, en Borgoña. Aunque,
según parece, en sus inicios el templo de Vézelay estaba dedicado a la
virgen María, y no a María Magdalena, por alguna razón los monjes decidieron
que la abadía era el lugar de
enterramiento de María Magdalena, y están atestiguadas las
peregrinaciones al sepulcro de María Magdalena en Vézelay desde al menos
1030. El 27 de abril de 1050, una bula del papa León IX colocaba
oficialmente la abadía de Vézelay bajo el patronazgo de María Magdalena.
Santiago de la Vorágine refiere la versión oficial del traslado de las
reliquias de la santa desde su sepulcro en el oratorio de San Maximino en
Aix-en-Provence hasta la recién fundada abadía de Vézelay, en 771. El san
Maximino de esta leyenda es un personaje que combina rasgos del
obispo histórico Maximino con el Maximino que según la leyenda acompañó
a María Magdalena, Marta y Lázaro a Provenza..
Saint-Maximin
Un culto posterior que atrajo numerosos peregrinos se inició cuando el
cuerpo de María Magdalena fue oficialmente descubierto, el 9 de septiembre
de 1279, en Saint-Maximin-la-Sainte-Baume, Provenza, por el entonces
príncipe de Salerno, futuro rey Carlos II de Nápoles. En esa ubicación se
construyó un gran monasterio dominico, de estilo gótico, uno de los más
importantes del sur de Francia.
En 1600, las supuestas reliquias fueron depositadas en un
sarcófago mandado realizar por el papa Clemente VIII, pero la cabeza se
depositó aparte, en un relicario. Las reliquias fueron profanadas durante la
Revolución francesa. En 1814 se restauró el templo y se recuperó la cabeza
de la santa, que se venera actualmente en ese lugar.
María Magdalena según la
Iglesia Católica
María Magdalena es venerada por la Iglesia católica oficialmente como Santa
María Magdalena. Existen múltiples templos en todo el mundo dedicados a esta
santa católica.
Magdalena penitente
Mientras que el cristianismo oriental honra especialmente a María Magdalena
por su cercanía a Jesús, considerándola "igual a los apóstoles", en
Occidente se desarrolló, basándose en su identificación con otras mujeres de
los
evangelios (véase más arriba) la idea de que antes de conocer a Jesús,
había sido muy pecadora y de ahí viene el suponer, aunque la Iglesia
Católica Apostólica y Romana no lo afirme, que se haya dedicado a la
prostitución.
Esta idea nace, en primer lugar, de la identificación de María con la
pecadora de (Lc 7:36-50), de quien se dice únicamente que era pecadora y
que amó mucho; en segundo lugar, de la referencia en (Lc 8:2), donde se
dice, esta vez refiriéndose claramente a María Magdalena, que de ella
"habían salido siete demonios". Como puede verse, nada en estos pasajes
evangélicos permite concluir que María Magdalena se dedicase a la
prostitución.
No se sabe con exactitud cuándo comenzó a identificarse a María Magdalena
con María de Betania y la mujer de (Lc 7:36-50), pero ya en una homilía del
papa Gregorio Magno (muerto en 591) se expresa inequívocamente la
identidad de estas tres mujeres, y se muestra a María Magdalena como
prostituta arrepentida. Por eso la leyenda posterior hace que pase el resto
de su vida en una cueva en el desierto, haciendo penitencia y mortificando
su carne, y son frecuentes en el arte occidental las representaciones de
"Magdalena penitente".
La imagen de María Magdalena como penitente también puede ser confundida
gracias a la tradición de María Egipcíaca, santa del s. V, quien según La
vida de los Santos de Jacobo de la Voragine, se había dedicado a la
prostitución y se retiró al desierto a expiar sus culpas. Es común ver
representaciones de
María Egipcíaca, con los cabellos largos que cubren su cuerpo o envuelta
con carrizos, símbolos de su penitencia en el desierto. Estos atributos en
ocasiones acompañan a la Magdalena, creando a veces la confusión de ambas
santas.
En la tradición católica, por tanto, María Magdalena pasó a ser un personaje
secundario, a pesar de su indudable importancia en la tradición evangélica.
El relegamiento que sufrió María Magdalena ha sido relacionado por algunos
autores con la situación subordinada de la mujer en la Iglesia. A esta
opinión oponen algunos teólogos católicos la especial consideración que
guarda la Iglesia para con Santa María, madre de
Jesús, venerada con hiperdulía, en tanto que los apóstoles y los otros
santos son venerados con dulía.
En 1969, el papa Pablo VI retiró del calendario litúrgico el apelativo de
"penitente" adjudicado tradicionalmente a María Magdalena; así mismo, desde
esa fecha dejaron de emplearse en la liturgia de la festividad de María
Magdalena la lectura del evangelio de Lucas (Lc 7:36-50) acerca de la mujer
pecadora. Desde entonces, la Iglesia Católica ha dejado de considerar a
Maria Magdalena una prostituta arrepentida. Sin embargo, esta visión
continúa siendo la predominante para muchos católicos.
María Magdalena y otras
santas católicas
María Magdalena fue fuente de inspiración para una de las
místicas más importantes en la Iglesia Católica, Teresa del Niño Jesús,
quién admiraba este amor tan profundo relatado en el Evangelio en el cual
María Magdalena piensa en servir a quien ama; así, Teresa decidió dedicar su
vida a quién más amaba: Jesús de Nazaret (cf. LT 169 Santa Teresa). En 1894
escribió: "Jesús nos ha defendido en la persona de María Magdalena".
Otra destacada mística
católica que encontró inspiración y consuelo en María Magdalena fue la
Doctora de la iglesia Teresa de Ávila, quien refirió haber recibido ayuda
espiritual de la Magdalena.
Teorías recientes acerca de María Magdalena
Esposa de Jesús
Algunos autores recientes han puesto en circulación una hipótesis según la
cual María Magdalena habría sido la esposa, o la compañera sentimental, de
Jesús de Nazaret, además de la depositaria de una tradición cristiana de
signo feminista que habría sido cuidadosamente ocultada por la Iglesia
Católica.
Estas ideas fueron desarrolladas primero en algunos libros de pseudohistoria,
como El enigma sagrado ("The Holy Blood and the Holy Grail", 1982), de
Michael Baigent, Richard Leigh, Henry Lincoln; y La revelación de los
templarios ("The Templar Revelation", 1997), de Lynn Picknett y Clive
Princey. En estos libros se mencionaba además una hipotética dinastía fruto
de la unión entre Jesús de
Nazaret y María Magdalena. Posteriormente estas ideas han sido
aprovechadas por varios autores de ficción como Peter Berling (Los hijos del
Grial, ) y Dan Brown (El código Da Vinci, 2003), entre muchos otros.
No existe ningún pasaje ni en los evangelios canónicos ni en los apócrifos
que permita afirmar que María de Magdala fue la esposa de Jesús de Nazaret.
Para la mayoría de los estudiosos del Jesús histórico es una posibilidad que
ni siquiera merece ser tomada en serio. Los partidarios de esta idea, sin
embargo, se apoyan en tres argumentos:
1. En varios textos gnósticos, como el evangelio de
Felipe, se muestra que Jesús tenía con María Magdalena una relación de
mayor cercanía que con el resto de sus discípulos, incluidos los apóstoles.
En concreto, el evangelio de Felipe habla de María Magdalena como
"compañera" de Jesús.
2. En los
evangelios canónicos María Magdalena es (excluida la madre de Jesús) la
mujer que más veces aparece, y es presentada además como seguidora cercana
de Jesús. Su presencia en los momentos cruciales de la muerte y resurrección
de Jesús puede sugerir que estaba ligada a él por lazos conyugales.
3. Otro argumento que esgrimen los defensores de la teoría del
matrimonio entre Jesús y María Magdalena es que en la Palestina de la
época era raro que un varón judío de la edad de Jesús (unos treinta años)
permaneciese soltero, especialmente si se dedicaba a enseñar como rabino, ya
que eso hubiese ido en contra del mandamiento divino "Creced y
multiplicaos". No obstante, el
judaísmo que profesó Jesús era muy distinto del actual, y el papel del
rabino no estaba todavía bien definido. Sólo después de la destrucción del
Segundo Templo, en 70, el papel del rabino quedó establecido con claridad en
las comunidades judías. Antes de Jesús, está atestiguada la existencia de
maestros religiosos solteros, por ejemplo en los círculos esenios. También
Juan el Bautista fue soltero, según todos los indicios. Más adelante,
algunos primeros cristianos, como Pablo de Tarso, serían también
predicadores célibes.
Autora del Cuarto
Evangelio
Ramón K. Jusino5 ha propuesto la teoría de que María Magdalena pudo ser el
"discípulo a quien amaba Jesús" que se presenta como autor del evangelio de
Juan (Juan 21:20-24) y que es tradicionalmente identificado con el apóstol
Juan. Jusino se basa en el hecho de que en varios textos apócrifos, como los
citados más arriba, se dice que hubo una relación de especial cercanía entre
Jesús y
María Magdalena.
Según Jusino, que se basa para su teoría en un libro del prestigioso erudito
bíblico Raymond E. Brown,6 el evangelio recogería la tradición de una
comunidad, que Brown denominó juánica, que se remontaría al testimonio de
María Magdalena como testigo ocular de
Jesús. Esta teoría no cuenta con la aceptación de la mayor parte de los
historiadores e investigadores bíblicos. Fuente
ORACIÓN A SANTA
MARÍA MAGDALENA
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