Biografía
Felipe estaba entre los que seguían a Juan el
Bautista y estaba con él cuando Juan señaló por primera vez a Jesús como
el Cordero de Dios. Al día siguiente de la llamada de Pedro, cuando estaba a
punto de partir para Galilea, Jesús se encontró con Felipe y le llamó al
Apostolado con las palabras, “Sígueme”. Fue el quinto apostol llamado.
Felipe obedeció la llamada, y poco después trajo a Natanael como nuevo
discípulo. Su nombre en el Evangelio aparece en Mateo, 10, 2-4; Marcos, 3,
14-19; Lucas, 6, 13-16. Juan 1, 43-45; 6, 5-7; 12, 21-23; 14, 8-9 y Hechos
1, 13. Según los relatos de los
Evangelios podemos ver a Felipe como un hombre ingenuo, tímido, de mente
juiciosa . Al pertenecer al Colegio Apostólico, va a predicar Hierápolis
(hoy Turquía) y en la cual muere a edad avanzada, siendo sus restos
enterrados en Hierápolis. Según la tradición los restos fueron más tarde
trasladados a Constantinopla y de allí a la iglesia de los Dodici Apostoli
de Roma, existiendo en la actualidad dos tumbas de un mismo apóstol o bien
de dos "Felipes" diferentes.
Fuentes bíblicas y
tradicionales
Felipe era natural de Betsaida, en el Lago de Genesaret (Juan 1, 44).
También él estaba entre los que rodeaban al Bautista cuando éste señaló por
primera vez a Jesús como el Cordero de Dios. Al día siguiente de la llamada
de
Pedro, cuando estaba a punto de partir para Galilea, Jesús se encontró
con Felipe y le llamó al Apostolado con las palabras, “Sígueme”. Felipe
obedeció la llamada, y poco después trajo a Natanael como nuevo discípulo
(Juan 1, 43-45). Con ocasión de la selección y envío de los doce, Felipe
está incluido entre los Apóstoles propiamente dichos. Su nombre figura en el
quinto lugar de las tres listas (Mateo, 10, 2-4; Marcos, 3, 14-19; Lucas, 6,
13-16) detrás de las dos parejas de hermanos, Pedro y Andrés, Santiago y
Juan. El Cuarto Evangelio registra tres episodios referentes a Felipe que
ocurrieron durante la vida pública del
Salvador:
Antes de la milagrosa alimentación de la multitud, Cristo se vuelve a Felipe
con la pregunta: “¿Cómo vamos a comprar pan para que coman estos?” a lo que
responde el Apóstol: “Doscientos denarios de pan no bastan para que cada uno
tome un poco” (6, 5-7).
Cuando algunos paganos en Jerusalén vienen a Felipe y le expresan su deseo
de ver a Jesús, Felipe informa del hecho a Andrés y luego ambos llevan la
noticia al Salvador (12, 21-23).
Cuando Felipe, después de que Cristo hubiera hablado a sus Apóstoles de
conocer y ver al Padre, le dijo: “
Señor, muéstranos al Padre y nos basta”, recibe la respuesta: “El que me
ha visto a mí, ha visto al Padre” (14, 8-9).
Estos tres episodios nos proporcionan un esbozo consistente de la
personalidad de Felipe como hombre ingenuo, algo tímido, de mente juiciosa.
Ninguna característica adicional se da en los Evangelios ni en los Hechos,
aunque se le menciona en esta última obra (1, 13) como perteneciente al
Colegio Apostólico.
La tradición del Siglo II referente a él es insegura, tanto más cuanto que
se registra una tradición similar respecto a Felipe el
Diácono y Evangelista – un fenómeno que debe ser resultado de una
confusión causada por la existencia de dos Felipes. En su carta a San
Víctor, escrita hacia 189-98, el obispo Polícrates de Éfeso menciona entre
las “grandes lumbreras”, a quienes el Señor buscará “el último día”, a
“Felipe, uno de los Doce Apóstoles, que está enterrado en Hierópolis con sus
dos hijas, que llegaron vírgenes a la vejez”, y una tercera hija, que “llevó
una vida en el
Espíritu Santo y descansa en Éfeso”. Por otro lado, según el Diálogo de
Cayo, dirigido contra un montanista llamado Proclo, éste afirmó que “hubo
cuatro profetisas, las
hijas de Felipe, en Hierópolis en Asia donde aún está situada su tumba y
la de su padre”. Los Hechos de los Apóstoles (21, 8-9) en realidad mencionan
cuatro profetisas, las hijas del diácono y “Evangelista” Felipe, como
viviendo entonces en Cesarea con su padre, y
Eusebio, que da los extractos arriba citados (Hist. Eccl., III, xxxii),
refiere a éste último la afirmación de Proclo.
ORACIÓN A SAN
FELIPE
La afirmación del obispo Polícrates tiene en sí misma más autoridad, pero es
extraordinario que se mencione a tres hijas vírgenes del
Apóstol Felipe (dos enterradas en Hierópolis), y que el diácono Felipe
haya tenido también cuatro hijas, y que se diga que hayan sido enterradas en
Hierópolis. Aquí también quizá debemos suponer que se haya producido una
confusión entre los dos Felipes, aunque es difícil decidir cuál de los dos,
el Apóstol o el diácono, fue enterrado en Hierópolis. Muchos historiadores
modernos creen que fue el diácono; sin embargo, es posible que el Apóstol
fuera enterrado allí y que el diácono también viviera y trabajara allí y
fuera allí enterrado con tres de sus hijas y que estas fueran después
erróneamente consideradas como hijas del Apóstol. Los apócrifos “Hechos de
Felipe”, también se refieren a la muerte de Felipe en Hierópolis. Los restos
del Felipe que fue enterrado en Hierópolis fueron más tarde trasladados,
(como los del Apóstol) a Constantinopla y de allí a la iglesia de los Dodici
Apostoli de Roma. La fiesta del
Apóstol se celebra en la Iglesia Romana el 3 de mayo (junto con la de
Santiago el Menor), y en la Iglesia Griega el 11 de diciembre. Fuente
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