Nombre e identidad
Ha existido, desacuerdo y falta de certeza en lo que se refiere a la
identidad del apóstol Tomás. En tres pasajes del Evangelio de Juan (Juan
11:16; Juan 20:24y (Juan 21:2), se le llama "Tomás, llamado el
Dídimo". Tanto la palabra griega "Dídimo" como la aramea "Tau'ma",
significan "gemelo", o "mellizo". Por lo tanto, la expresión "Tomás, llamado
el Dídimo" es una tautología que elude mencionar el nombre real del
personaje.
El evangelio de Tomás, hallado en Nag Hammadi, comienza así: "Estas son las
palabras secretas que pronunció
Jesús el Viviente y que Dídimo Judas Tomás consignó por escrito". La
tradición siria informa también de que el nombre completo del apóstol era
Judas Tomás, y en el apócrifo conocido como Hechos de Tomás, escrito en
Siria oriental a comienzos del siglo III, es identificado con Judas, uno de
los cuatro hermanos de Jesús mencionados en Marcos 6:3. Ningún texto indica
de quién es gemelo
Judas, pero, partiendo de las premisas antes mencionadas, se ha
especulado con la posibilidad de que fuese gemelo de Jesús, aunque según la
tradición eran solo primos de segundo grado.
La interpretación cristiana tradicional no considera que Judas y Tomás sean
la misma persona.
Tomás en los evangelios
canónicos
En los
evangelios sinópticos y en los Hechos de los Apóstoles aparece en la
lista de los apóstoles (Mateo 10:3, Marcos 3:18, Lucas 6:15, pero no se da
más información acerca de él.
El apóstol Tomás aparece en varios pasajes del Evangelio de Juan:
Juan 11:16:
Lázaro acaba de morir, y los discípulos se resisten a la decisión de
Jesús de volver a Judea, donde los judíos lo esperan para apedrearlo. Jesús
está decidido, pero es Tomás quien dice la última palabra: "Vamos también
nosotros, para que muramos por él".
Juan 14:5: Durante la Última Cena, Jesús asegura a sus discípulos que
conocen el camino al lugar a donde él va a ir. Tomás, sin embargo, pregunta:
"Señor,
no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino?". Jesús
replica que él es el camino, la verdad y la vida, y que sólo a través de él
conocerán al Padre; interviene después Felipe pidiendo que les muestre al
Padre. A esto sigue una compleja exposición que hace Jesús de su
relación con el Padre.
Juan 20:24-29: Aunque a Tomás se le anuncia la resurrección de
Jesús, se niega a admitirla: "Si no veo en sus manos la señal de los
clavos y meto mi dedo en el lugar de los clavos, y meto mi mano en su
costado, no creeré." Ocho días después, Tomás toca con sus propias manos las
heridas de Jesús en las manos y en su costado. Jesús le recrimina haber
necesitado ver para creer. Es el más conocido de todos los episodios
evangélicos relacionados con el apóstol Tomás.
Escritos atribuidos a Tomás
En los primeros dos siglos de la era cristiana circularon varios escritos
atribuidos al
apóstol Tomás.
El más importante de todos ellos es sin duda el Evangelio de Tomás, apócrifo
descubierto en 1945 en Nag Hammadi.El Evangelio de Tómás según las fuentes
patrísticas debió ser escrito entre el 50 dc y el siglo tres. Es un conjunto
de 114 dichos de Jesús, en sus conversaciones con los discípulos. El
evangelio de Tomás hace un especial hincapié en que el reino de Dios está
dentro de nosotros:
"Si vuestros guían os dicen que Reino está en el
cielo, los pájaros os precederán. Si os dicen que está en el mar,
entonces los peces os precederán. El Reino está dentro de vosotros y fuera
de vosotros.”
“cuando os lleguéis a conocer, entonces seréis conocidos y sabréis que
vosotros sois los hijos del padre viviente”
El evangelio de Tomas fue declarado hereje. Los motivos principales fueron
que invitaba a que nos relacionaramos con Dios directamente a traves de
nuestro interior.
Además, tuvo amplia difusión otro
apócrifo, el llamado Evangelio del Pseudo Tomás -no confundir con el
anterior-, escrito probablemente a finales del siglo II, tal vez en Siria,
que se encuadra en el grupo de los apócrifos de la infancia.
En el texto gnóstico del siglo III Pistis Sophia, Tomás es citado como uno
de los tres testigos encargados de transmitir las enseñanzas de Jesús, junto
a los apóstoles Felipe y Mateo, lo que parece demostrar que estaba bastante
difundida su inclusión entre los evangelistas.
Posibles sucesos
posteriores
Se atribuye a Tomás la
evangelización de Oriente. Tiene una gran importancia tanto en Siria
como en la India.
Tomás en Siria
Tomás tiene un importante papel en la
leyenda del rey Abgar de Edesa, ya que envió a Tadeo (no confundir con
el apóstol Judas Tadeo) a predicar en Edesa después de la Ascensión de
Cristo (Eusebio de Cesarea, Historia ecclesiae 1.13; III.1; Efrén el Sirio
relata también esta leyenda.) En la década de 380, la
monja Egeria describió su visita en una carta dirigida a su comunidad de
religiosas en Occidente (Itineraria Egeriae):
"llegamos a Edesa, en nombre de
Cristo Nuestro Señor, y, a nuestra llegada, reparamos inmediatamente en
la iglesia y monumento de Santo Tomás. Allí, según la costumbre, se reza y
se hacen las otras cosas que se acostumbra a hacer en los lugares santos;
leímos también algunas cosas acerca de
Santo Tomás. La iglesia de allí es muy grande y hermosa, y de nueva
construcción, un lugar muy a propósito como casa de Dios, y, como había
muchas cosas que yo deseaba ver, fue necesario permanecer allí durante tres
días".
Tomás en la India
Eusebio de Cesarea (Historia Ecclesiastica, III.1) cita un texto de
Orígenes, que vivió en la primera mitad del siglo III, en el que afirma
que Tomás fue el apóstol de los partos. Sin embargo, Tomás es más conocido
como
evangelizador de la India (al este de Partia), según se relata en los
Hechos de Tomás (hacia 200). En Edessa, donde se veneran sus reliquias, el
poeta Efrén el Sirio (muerto en 373) escribió un himno, en que el diablo
exclama:
...¿En qué lugar escaparé del justo?
Incité a la Muerte a que acabase con los Apóstoles, para escapar así a sus
golpes.
Pero ahora se me golpea aún más duramente: el
Apóstol del que escapé en la India me ha alcanzado en Edessa; aquí y
allí me encuentro con el mismo.
Allí donde yo voy está él: aquí y allí lo encuentro, para mi desgracia.
Se han conservado varios himnos al
apóstol Tomás, atribuidos a Efrén el Sirio, en códices de los siglos
VIII y IX, que transmiten la tradición según la cual los restos de Tomás
fueron llevados a Edessa desde la
India por un mercader. Las reliquias, según la citada tradición, obraron
milagros tanto en la India como en Edessa.
Las diversas denominaciones de los modernos Cristianos de Santo Tomás creen,
según una tradición no escrita que según ellos se remonta a finales del
siglo II, que Tomás desembarcó en Kodungallur en el año 52, y fundó las
iglesias popularmente conocidas como 'Ezharappallikal' (Siete Iglesias y
Media). Estas iglesias eran las de Kodungallur, Kollam, Niranam, Nilackal (Chayal),
Kokkamangalam, Kottakkayal (Paravoor), Palayoor (Chattukulangara) y
Thiruvithamkode (la media iglesia).
Los
Hechos de Tomás describen, en su capítulo 17, la visita de Tomás al rey
Gondofares, en el norte de la India. Según este texto (capítulos 2 y 3),
Tomás viajó a la India por mar. Que tales viajes eran posibles es conocido a
través de textos como el Periplo del Mar Eritreo. En 1872 se descubrió que
el rey Gondofares había existido realmente, y había reinado entre los años
21 y 47. Posiblemente, el autor de los Hechos de Tomás manejó datos
históricos fidedignos en lo referente a la India; esto, no obstante, no
constituye prueba alguna de historicidad en lo referente al supuesto viaje
del apóstol.
Según la tradición,
Tomás sufrió martirio en la India el 3 de julio del año 72. Por esa
razón su festividad se celebra el 3 de julio.
Tomás en América
En el
siglo XVII el matemático e historiador mexicano Carlos de Sigüenza y
Góngora volvió a suponer, al parecer, que el apostol Santo Tomás habría en
realidad no predicado en la India sino en las Indias, y que su recuerdo se
habría transformado en los aborígenes prehispanos en la figura de
Quetzalcohuatl. En 1790, al descubrirse en la Plaza de Armas de la Ciudad de
México, importantes reliquias prehispanas, la estatua que se identificó con
Coatlicue y la Piedra del Sol o Calendario Azteca, un
abogado mexicano, José Ignacio Borunda, retomó estas teorías, creyendo
encontrar en el análisis de esos documentos históricos confirmación a la
identificación de Santo Tomás con Quetzalcohuatl, asegurando además que el
manto de la Virgen de Guadalupe era en realidad la capa de Santo Tomás
Quetzalcohuatl en la que la Virgen en persona habría impreso su huella.
Estas curiosas suposiciones fueron sin embargo aceptadas y defendidas por el
padre dominico Servando Teresa de Mier en el famoso sermón que pronunció
ante el Arzobispo de México y el Virrey de la Nueva España el 12 de
diciembre de 1794, en la Insigne y Real Colegiata de
Nuestra Señora de Guadalupe, en la solemne festividad de la milagrosa
aparición de dicha santa imagen, produciendo una gran conmoción (en tanto
negaba la milagrosa aparición de la imagen) que llevó a que se abriera un
proceso, en el que se desmonta la extravagante suposición de hacer al
apóstol Santo Tomás en la América del siglo I, lo que no quita para que
algunos la sigan teniendo por cierta. Ver el Dictamen de José de Uribe y
Manuel de Omaña. Fuente
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