El intento de las
autoridades de Catamarca por encubrir el asesinato desencadenó una serie de
históricas
movilizaciones populares que contaron con el apoyo de amplios sectores
en todo el país, tras lo cual se logró el esclarecimiento del homicidio, se
puso de manifiesto las condiciones semi-feudales de ejercicio del poder en
muchas provincias argentinas, y produjo un considerable cambio político en
Catamarca.
A este caso se debe que aquellas "marchas
del silencio" se popularizaran como método de lucha popular en
muchísimos otros lugares del país en los que se reclama contra la impunidad.
El caso María Soledad
En la noche del sábado 8 de septiembre de 1990,
María Soledad Morales asistió a la discoteca Clivus, en donde se
organizaba una fiesta a fin de recaudar fondos para el viaje de egresados de
su colegio. A las 9.30 del lunes 10 de septiembre, su cuerpo fue encontrado
por unos operarios de Vialidad Nacional, en las afueras de la ciudad,
semidesnudo, con su rostro desfigurado y con signos de
violación.
Desde un primer momento las investigaciones fueron demoradas y manipuladas.
Se tardó más de dos meses en abrir la investigación judicial, y una vez que
la justicia intervino, el favoritismo hacia los posibles involucrados fue
evidente. En esas condiciones un diputado nacional por Catamarca, Angel
Luque, había declarado que si su hijo hubiera sido el asesino, el cadáver no
habría aparecido. El
escándalo llevó a la expulsión del diputado del Congreso y a que en 1991
el gobierno nacional, a cargo entonces del presidente Carlos Menem,
interviniera primero el Poder Judicial de la provincia y luego los
poderes ejecutivo y legislativo, destituyendo a Ramón Saadi, continuador
de una larga tradición de gobernadores pertenecientes a su familia, y aliado
de Menem.
El interventor enviado por el poder central fue Luis Prol, quien según
Martha Pelloni:
"Prol fue enviado para fortalecer al Frente Esperanza, que era el menemismo,
pero le salió el tiro por la culata porque perdieron las elecciones y ganó
el Frente Cívico".
La intervención federal a la provincia, que incluyó el envío del ex
subcomisario de la Policía de la Provincia de Buenos Aires Luis Patti para
aclarar los
hechos, también demostró falta de voluntad en la resolución del caso.
La cobertura
En medio de la investigación, Luque (h) dejó de ser visto en la provincia.
Su desaparición fue notoria y motivo de
especulaciones periodísticas hasta que fue hallado por el periodista
Alberto Moya en Buenos Aires, adonde fue llevado por Patti.
El primer periodista de Buenos Aires enviado a Catamarca para cubrir el caso
fue Ernesto Tenembaum que hizo varias notas para Página/12 antes que nadie,
lo que le valió ascender en su carrera.
Días después llegó Canal 9 y Alejandra Rey, de la revista
Somos (editorial Atlántida). Sin embargo, la mejor cobertura fue la de
Luis Pazos, de Clarín, galardonado por ello con el premio ADEPA.
Pazos y Rey habrán de escribir el libro No llores por mí, Catamarca. Tras
ello, Rey fue despedida de la revista porque le endilgaron que lo había
escrito en horario de
trabajo y con material que la editorial consideró que le pertenecía.
La película
En 1993, el director de cine Héctor Olivera, autor de "La Patagonia rebelde"
y "La noche de los lápices", filmó "El Caso María Soledad", llevó el
asesinato y la
impunidad al conocimiento masivo.
El juicio
En esas
condiciones, hacia 1996 se inició el juicio oral por el asesinato de
María Soledad. Los imputados fueron Guillermo Luque y Luis Tula (ex novio de
la víctima). La televisión nacional dio amplia cobertura al juicio
transmitiéndolo en directo y registró en detalle los gestos de los jueces
que evidenciaron una actitud parcial. Los gestos del
juez Juan Carlos Sampayo, fueron reiterados por Canal 13 (autor de la
primicia, alertados por un televidente) y el resto de la televisión nacional
y produjeron un nuevo escándalo que llevó a la anulación del juicio.
En 1998, se realizó un nuevo juicio. Las condiciones políticas en el país y
en la provincia habían cambiado considerablemente, y el 27 de septiembre
Guillermo Luque fue condenado a 21 años de prisión por el
asesinato y violación de María Soledad Morales, en tanto que Luis Tula
fue condenado a 9 años de prisión como partícipe secundario del delito de
violación.
El tribunal ordenó
investigar el encubrimiento, pero nunca se hizo. El encubrimiento podría
alcanzar a la plana mayor de la Policía catamarqueña, el ex gobernador
Saadi, el subcomisario Luis Patti y el propio ex presidente Carlos Menem. Fuente
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