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El
poeta Evaristo Fernández Rudaz radicado desde hace muchos años en esa
hermosa ciudad santafecina, me refirió un día la leyenda de la
cruz de López, que paso a relatar seguidamente.
Contaba Fernández Rudaz, que
la
señora que tenía en su poder la mencionada cruz-una correntina muy
devota- le había hecho conocer que la misma pertenecía a un joven de
apellido López, que fue muerto en la localidad de Bella Vista (Corrientes)
cerca de la casa de ella, como no se conocían parientes del
difunto, dicha señora, mandó hacer dos cruces con el nombre del finado
(la cruz es de laurel) y los extremos de oro, una fue colocada (según
antigua costumbre regional), en el lugar que fue
muerto López, y la otra era la que tenía la señora.
El campiriño muy creyente
por cierto, le enviaba velas, dinero y otros objetos cada vez que deseaba
pedirle una
gracia y por las noches se bailaba ininterrumpidamente hasta el
amanecer, a veces por dos o tres días, según la leyenda lo que se pedía era
concedido.
Tanto fue la devoción y el respeto que inspiró entre el paisanaje del lugar
la
Cruz de López, que se acostumbró a traerla en procesión hasta la ciudad
de Reconquista, donde se festejaba durante una semana, luego la cruz de
López volvía a su antiguo lugar, un rancho cercano al puerto de dicha
ciudad, no sin antes pasearla en
procesión por las calles con cantos, estruendos y acompañados con
cordionas y guitarras que ejecutaban conocidas polkas de la época. Fuente
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