A los 17 años pidió ser
admitido de franciscano pero no fue admitido. Pidió que lo recibieran en los
capuchinos y fue aceptado como hermano lego, pero después de ocho meses fue
expulsado porque era en extremo distraído. Posteriormente ingresó como
mandadero en el
convento de los padres franciscanos. Pronto con su humildad y su
amabilidad, con su espíritu de penitencia y su amor por la oración, se fue
ganando la estimación y el aprecio de los religiosos, y en 1625, por
votación unánime de todos los frailes de esa comunidad, fue admitido como
religioso
franciscano.
Lo pusieron a estudiar para prepararse al sacerdocio, pero en los exámenes
no era capaz de responder. Llegó uno de los exámenes finales y
Fray José la única frase del evangelio que era capaz de explicar
completamente bien era aquella que dice: "Bendito el fruto de tu vientre
Jesús". Pero al empezar el examen, el jefe de los examinadores dijo: "Voy a
abrir el evangelio, y la primera frase que salga, será la que tiene que
explicar". Y salió precisamente la única frase que el
Cupertino se sabía perfectamente: "Bendito sea el fruto de tu vientre".
En el examen definitivo en el cual se decidía quiénes sí serían ordenados. Y
los primeros diez que examinó el obispo respondieron tan maravillosamente
bien todas las preguntas, que el obispo suspendió el examen diciendo: "¿Para
qué seguir examinando a los demás si todos se encuentran tan formidablemente
preparados?" y de esta manera aprobó los exámenes José de Cupertino. Todas
estas circunstancias o casualidades fueron después atribuidas a designios de
Dios.
Según cuentan, entraba en éxtasis en numerosas ocasiones. Cuando estaba en
éxtasis lo pinchaban con agujas, le daban golpes con palos, y hasta le
acercaban a sus dedos velas encendidas y no sentía nada. Lo único que lo
hacía volver en sí, era oír la voz de su superior que lo llamaba a que fuera
a cumplir con sus
deberes. Cuando regresaba de sus éxtasis pedía perdón a sus compañeros
diciéndoles: "Excúsenme por estos 'ataques de mareo' que me dan". Según la
tradición católica, estaba dotado con el don de la levitación, siendo el
primer santo en número de manifestaciones de dicho fenómeno (en su proceso
de canonización se registran más de setenta casos de levitación ocurridos
solamente en la villa de Cupertino o sus alrededores). En una época de su
vida, llegaron a ser tan frecuentes estos
fenómenos que sus superiores tuvieron que excluirle del cargo de
hebdomadario en el coro, pues en contra de su voluntad, interrumpía las
ceremonias de la comunidad con sus vuelos cuando se encontraba en estado de
éxtasis. Muchos enemigos empezaron a decir que todo esto eran meros inventos
y lo acusaban de engañador. Fue enviado al Superior General de los
Franciscanos en
Roma y luego frente al Sumo Pontífice Urbano VIII el cual deseaba saber
si era cierto o no lo que le contaban de los éxtasis y de las levitaciones
del frailecito. Se cuenta, que hablando con el Papa entró en extasis y
levitó, siendo visto por el mismo papa Urbano VIII. El príncipe protestante
Federico de Brunswick, también vio las levitaciones y quedó tan impresionado
por el fenómeno, que no solamente se convirtió al catolicismo, sino que
ingresó en la orden franciscana, a la que pertenecía este santo.
ORACIÓN A SAN
JOSÉ DE CUPERTINO
Fue
beatificado el 24 de febrero de 1753, siendo papa Benedicto XIV. El 16
de julio de 1767 es canonizado por el papa Clemente XIII. Su festividad se
celebra el 18 de septiembre. Fue nombrado patrono de los cosmonautas por el
don de la levitación. Fuente
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