Nació en la reducción
mapuche de Chimpay, donde fue el sexto hijo de Rosario Burgos, una
cautiva "huinca" chilena, y del cacique Manuel Namuncurá, un célebre líder
nacido en territorio chileno que luchó en la batalla del 5 de mayo de 1883
contra el Ejército
Argentino comandado por Roca. Ceferino era también nieto del caudillo
mapuche Calfucurá.
El apellido «Namuncurá» (< mapudungun, «pie de piedra»; namun, pie, y cura,
piedra) significa «alguien firme, decidido».
En 1887, al año de edad,
Ceferino se salvó de perecer ahogado en el Río Negro, mientras jugaba en
sus orillas. Ese mismo año, el 24 de diciembre, en vísperas de Navidad, fue
bautizado por el misionero salesiano padre
Domingo Milanesio, gran defensor de los pueblos originarios. A los 11
años le pidió a este salesiano que lo llevara a estudiar para luego regresar
y así poder enseñar a los de su pueblo.
Su ingreso y vida en el Colegio Salesiano
Su padre, siendo el cacique de la nación mapuche, fue elevado al rango de
Coronel de la Nación y lo llevó a Buenos Aires, donde fue recibido por el
General Luis María Campos, su amigo y entonces Ministro de Guerra y Marina.
Ceferino ingresó en los talleres que la Armada tenía en la localidad de
Tigre y permaneció allí por tres meses; posteriormente, sin embargo, le
pidió a su padre que lo sacara porque no le gustaba ese ambiente ni esa
profesión. El Coronel Manuel Namuncurá recurrió a su amigo, el Dr. Luis
Sáenz Peña, ex presidente argentino, quien recomendó a Ceferino a los
salesianos. El 20 de septiembre de 1897 Ceferino fue inscrito como alumno
estudiante interno.
Paulatinamente, Ceferino se adaptó al
ambiente, dedicándose al estudio, aprendió el idioma castellano y el
catecismo. El 8 de septiembre de 1898 Ceferino recibió la Primera Comunión
y, un año más tarde el 5 de noviembre de 1899, el Sacramento de la
Confirmación en la Iglesia Parroquial de San Carlos de manos de Monseñor
Gregorio Romero. Una de las curiosidades en la vida de Ceferino Namuncurá es
que él y Carlos Gardel, futuro actor y
cantante de tangos, fueron amigos y alumnos internos del Colegio salesiano
Pío IX, donde ambos integraron el coro y cantaron juntos en la capilla y en
actos culturales.
La tuberculosis y su
regreso a Viedma
A principios de 1902, su
salud se deterioró; por los estudios que le realizaron, se determinó que
contrajo tuberculosis. Monseñor Juan Cagliero decidió trasladarlo a Viedma,
con la esperanza de que los aires nativos ayudaran a recuperar su salud. A
comienzos de 1903, en el colegio "San Francisco de Sales" de
Viedma, comenzó su estudio secundario como aspirante salesiano. El
sacerdote médico Evasio Garrone, juntamente con el enfermero del hospital,
el Beato Artémides Zatti, cuidaron de Ceferino. El 19 de julio de 1904, con
17 años, Ceferino fue trasladado a Turín, Italia, por Monseñor Cagliero. Los
salesianos pensaron que en ese lugar recuperaría la salud y podría
continuar sus estudios de sacerdocio.
Estadía en Italia y su
encuentro con el papa Pío X
Estudió en el
colegio salesiano de "Villa Sora", en Frascati, Roma. En Turín, el Beato
Miguel Rúa, el primer sucesor de San Juan Bosco, conversó varias veces por
semana con Ceferino. El 27 de septiembre de 1904, Ceferino visitó al papa
Pío X, junto con
Monseñor Cagliero, los sacerdotes José Vespignani y Evasio Garrone y
otros salesianos. A Ceferino le encomendaron la tarea de pronunciar un breve
discurso y obsequió al Pontífice un quillango mapuche. A su vez, Pío X le
obsequió la medalla destinada a los príncipes.
Muerte y elevación a los
altares
En marzo de 1905, la tuberculosis volvió a afectar la salud de
Ceferino. Fue internado en el Hospital de los Hermanos de San Juan de
Dios, donde fue atendido por el Dr. José Lapponi, médico personal de los
papas León XIII y Pío X.
El 11 de
mayo de ese mismo año, a los 18 años de edad, Ceferino Namuncurá murió
acompañado por Monseñor Cagliero.
Según la mayor parte de sus biógrafos sus últimas palabras fueron:
¡Bendito sea Dios y María Santísima!; basta que pueda salvar mi alma y en
los demás que se haga la santa voluntad de Dios.
La oración, sin embargo, aparece recogida en su
correspondencia y según algunos autores fue desplazada a ese momento
para subrayar su manera piadosa de morir.
Fue enterrado al día siguiente de su fallecimiento en el cementerio popular
de Roma, en Campoverano, con la presencia de pocos salesianos y compañeros
de estudio bajo el amparo de una cruz de madera con su nombre.
En 1924, los restos de Ceferino Namuncurá fueron repatriados por orden del
presidente Marcelo T. de Alvear y llevados a la
capilla reconstruida del antiguo Fortín Mercedes, situado frente a la
vecina localidad de Pedro Luro.
En 1930, el sacerdote Luis J. Pedemonte comenzó a propagar las virtudes y la
devoción al "indiecito santo" con lo cual recogió y publicó
testimonios de gracias recibidas por aquellos que lo rezaban y lo
conocieron. También publica las cartas de Ceferino, documentos que sirvieron
para conocer el espíritu de este
joven mapuche.
El 2 de mayo de 1944, se inicia la Causa de Beatificación y el 3 de marzo de
1957 el papa Pío XII aprobó la introducción de la Causa de
Beatificación de Ceferino Namuncurá. Quince años más tarde, el 22 de
junio de 1972, el papa Pablo VI lo declaró venerable, transformándose en el
primer argentino que llegó a esa altura de santidad.
La devoción popular a Ceferino Namuncurá se fue difundiendo desde mediados
del siglo XX por toda la Argentina. Es así que a fines de los 1960s, ya era
muy común encontrar estampitas dedicadas a San Ceferino en plena ciudad de
Buenos Aires, de este modo, su foto se hizo tan popular que muchas papeletas
de propaganda en las cuales ofrecían, y aún ofrecen, sus servicios los
plomeros, albañiles y trabajadores de oficios afines tienen impresas el
rostro del beato.
En 1992 sus restos fueron trasladados a una sala contigua del
Santuario de María Auxiliadora de Fortín Mercedes, por razones de mayor
seguridad.
El 7 de julio de 2007, el papa Benedicto XVI firmó el decreto que declaraba
a Ceferino Namuncurá como beato. El pontífice recibió al cardenal José
Saraiva Martins, el por entonces prefecto de la Congregación para la Causa
de los
Santos, y autorizó a la Congregación a promulgar una serie de decretos,
entre los cuales el que declara beato al «siervo de Dios Ceferino Namuncurá».
El 11 de noviembre de 2007, el enviado papal, el cardenal Tarcisio Bertone,
proclamó beato a Ceferino Namuncurá, ante más de 100.000 personas en una
ceremonia de beatificación en Chimpay, Río Negro, ciudad natal del joven
salesiano. La fiesta
religiosa se fijó para el 26 de agosto, fecha de su nacimiento.
Una junta médica del Vaticano consideró que la curación de Valeria Herrera,
una joven madre de Córdoba, Argentina, de 24 años en el año 2000 y afectada
por cáncer de útero, fue un milagro por la intercesión de Ceferino Namuncurá.
La mujer llegó a poder concebir con posterioridad. Este fue el antecedente
que se tuvo en cuenta para su beatificación.
El día 4 de marzo del año 2008, algunos vecinos de la localidad de
El Trébol, Santa Fe, aseguraron haber visto en un fresno una imagen de
Ceferino Namuncurá. Por iniciativa municipal se cercó el lugar y se erigió
un improvisado "altar" en homenaje al beato.
Traslado con rito mapuche
al Departamento Huilliches
El 12 de agosto de 2009, sus familiares trasladaron sus cenizas a la
Comunidad de San Ignacio, en el Departamento
Huiliches, a 60 km de Junín de los Andes, Provincia de Neuquén, bajo el rito
mapuche.
El legado de Ceferino, en
la cultura argentina
Se han publicado muchas biografías, álbumes e historietas sobre la vida de
Ceferino Namuncurá, y también se han hecho películas, como:
Ceferino Namuncurá - El camino a la Santidad (Documental) (2010)
El milagro de Ceferino Namuncurá (1971)
Mi hijo Ceferino Namuncurá (1972). Fuente
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