Oh gloriosa
Santa Elena... Madre del gran Constantino,
emperador romano. Vos que siendo hija de rey y Reina, al monte Olivetti
fuiste por vuestro entrañable amor al divino Jesús. Yo quiero vuestra
poderosa intercesión para conseguir lo que deseo. ¡¡ oh¡ gloriosa santa
Elena que al monte fuiste y tres clavos trajiste. Uno se lo diste a tu hijo
Constantino, el otro lo tiraste al mar para la salvación de los navegantes,
y el que quedo en tus preciosas manos, no te lo pido dado si no prestado
para clavarle el corazón a (...) para que no tenga paz ni sosiego.
Espíritu de la luz que alumbra las tinieblas de las almas, alumbra el
corazón de (...) para que se acuerde de mi, que no pueda comer, ni en cama
dormir, ni en silla sentarse, con mujer u hombre hablar, ni tenga momento de
paz hasta que por vuestra intercesión se rinda a mis pies. Tranquilidad no
le des hasta que regrese a mi, amante y
cariñoso, fiel como un perro, manso como un cordero, caliente como un
chivato., que venga, que venga que nadie lo detenga., ven que yo soy la
única que te llama (...) ven, ven, ven (...) Cuerpo, alma y espíritu de
(...) ven por que yo te llamo yo te sugestiono, yo te domino. Tranquilidad
no has de tener hasta que no vengas
rendido y humillado a mis pies, para que olvides a las mujeres que
tengas y vengas por que yo te llamo. AMEN..... (SE REPITE TRES VECES LA
ULTIMA ESTROFA) Fuente
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