¡Jesús
de mi alma! ¿Que hago para amarte mucho? Dime, Bien mío, dime… ¿Qué hago?
¿Por que, buen Jesús, por que no obras el prodigio de matarme de amor hacia
ti? ¡Ven, Jesús mío, ven y sacia mi pobre alma! ¡Ven y andemos juntos por
estos
montes y valles cantando amor!.... ¡Que yo oiga tu voz en el ruido de
los ríos, de los torrentes, de las cascadas! ¡Que me llame hacia ti el suave
roce de las hojas de los árboles agitadas por el viento!... ¡Que te vea Bien
mío en la hermosura de las flores! ¡Que los ardientes rayos del sol de la
costa sean fríos, muy fríos, comparados con los rayos de amor que me lance
tu
Corazón! ¡Que las gotas de agua que me han caído y me caigan sean
pedacitos de tu amor que me hagan prorrumpir en otros tantos actos de ese
amor! ¡Que mi sed y mi cansancio y mis privaciones y mis fatigas,
sean.... ¿que amor mío, que han de ser? ¡Ah! Ya lo se y Tú me lo has
inspirado!... ¡que sean suspiros de mi alma enamorada, cariños, amor mío,
ternuras, afectos, rachas huracanadas de amor, pero loco… Jesús mío, amor
loco!... ¡Te lo he pedido tantas veces!... ¿Cuándo, mi Jesús, cuando me
oyes? ¡Ah! ¡Te amo de todos modos.... Si,
Jesús mío, de todos modos te amo. Fuente
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