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SANTO HERMANO PEDRO - ORACIONES, MILAGROS, DÍA DE CONMEMORACIÓN, PEDIDOS Y ESTAMPITA

Santo Hermano Pedro de San José Betancur (n. Vilaflor de Chasna, Tenerife, (Islas Canarias, España) fue bautizado en la Parroquia de San Pedro de Vilaflor de Chasna el 21 de marzo de 1626, siendo sus padres Amador González Betancur y Ana García. Falleció en la Ciudad de Santiago de los Caballeros, hoy Antigua Guatemala, el 25 de abril de 1667). Religioso terciario franciscano español, Primer Santo Canario y Primer Santo Guatemalteco. El Hermano Pedro tenía una gran devoción por la Virgen de Candelaria (Patrona General del Archipiélago Canario). De hecho uno de sus deseos fue volver a su tierra e ir en peregrinación a su Santuario.
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Uno de sus historiadores más importantes es el reconocido Doctor Fray Damián Muratori, de la Orden Franciscana Menor (ofm).

Ingresó muy joven en la OFS en Guatemala, donde trabajó como misionero, evangelizando y ayudando a la gente pobre en dicho país. Fundó en 1656 la Orden de los Hermanos de Nuestra Señora de Bethlehem (conocida como Orden de los Betlemitas).

Fray Pedro de Betancur (o el "Hermano Pedro", como le llaman en Canarias y en Guatemala) fue beatificado en 1980 y canonizado por el Papa Juan Pablo II en 2002. Su casa natal fue rehabilitada y en ella se construyó una iglesia y convento al cuidado de la orden betlemita.

También es lugar de visita la Cueva del Santo Hermano Pedro, en el municipio sureño de Granadilla de Abona, cerca de la costa, donde vivía cuando joven mientras pastaba con su rebaño en invierno. El Santo Hermano Pedro fue muy devoto de la Virgen de Candelaria, a cuyo santuario solía peregrinar con frecuencia.

Pensamientos del Santo Hermano Pedro de San José Betancur

"Acordaos Hermanos que un alma tenemos, y si la perdemos no la recobramos"
"Un alma tenemos, no más, y si la pierdes ¿Qué harás?"
"Más vale un gordo humilde y obediente que un flaco triste sobervio y penitente."

Semblanza del Santo Hermano Pedro de San José de Betancurt

Nacimiento y Primeros Años

El Santo Hermano Pedro de San José de Betancur nace en Villaflor, población del sur de la Isla de Tenerife el 21 de marzo de 1626 y muere en Guatemala el 25 de abril de 1667. La distancia en el tiempo no opaca la luz que emana de su figura y que ha iluminado tanto a Tenerife como a toda la América Central desde aquellos remotos días de la Colonia.

Pedro de Betancur supo leer el Evangelio con los ojos de los humildes y vivió intensamente los Misterios de Belén y de la Cruz, los cuales orientaron todo su pensamiento y acción de caridad. Hijo de pastores y agricultores, tuvo la gracia de ser educado por sus padres profundamente cristianos; tuvo cuatro hermanos: Mateo, Pablo de Jesús, Catalina y Lucía. De ellos, Mateo se vino a América, posiblemente a Ecuador; Pablo de Jesús se trasladó a Orotava, cerca de Tenerife, muriendo a avanzada edad; Catalina, la hermana mayor, se casó y vivió en Garachico, hasta su muerte; y Lucía, la menor, se hizo monja.

El origen de la familia se remonta a don Juan de Benthancourt, conquistador de las Islas Canarias en 1401. El apellido Betancur era originalmente Bethancourt, de origen normando, sufriendo cambios a Bethancur, Betancurt, Bethancuourt y Betancur. Este apellido, en varias de sus diferentes modalidades, se encuentra en otros países de América, por ejemplo Cuba, Colombia, Argentina y Guatemala, pero se desconoce si son del mismo origen familiar.

La niñez de Pedro transcurrió en la bella campiña de Villaflor, tranquila y alejada del mundo. Era un niño modesto, callado, talvéz un poco retraído, pero de constitución fuerte por sus trabajos en el campo. Desde muy pequeño tuvo predilección por las cosas de Dios, orando todo el tiempo, incluso cuando estaba en el campo cuidando las ovejas de su padre.

La familia Betancur no poseía dinero, eran de abolengo pero de pocos recursos. Su papá tenía tierras y ovejas, que perdió en manos de un usurero, habiendo aceptado que Pedro, entonces de 12 años, entrada al servicio de tal persona como condición para recuperarlas. Varios años estuvo Pedro en esta condición, que desempeñó con toda humildad y fidelidad.

A los 23 años abandonó su nativa Tenerife y, después de 2 años, llegó a Guatemala, tierra que la Providencia había asignado para su apostolado misionero.

Apostolado en Guatemala

Apenas desembarcado en el Nuevo Mundo, una grave enfermedad lo puso en contacto directo con los más pobres y desheredados. Recuperada inesperadamente la salud, quiso consagrar su vida a Dios realizando los estudios eclesiásticos pero, al no poder hacerlo, profesó como terciario franciscano en el Convento de San Francisco, en la actual La Antigua Guatemala, con un bien determinado programa de revivir la experiencia de Jesús de Nazaret en la humildad, la pobreza, la penitencia y el servicio a los pobres.

En un primer momento realizó su programa como custodio y sacristán de la Ermita del Santo Calvario, cercana al convento franciscano, que se convierte en el centro irradiador de su caridad. Visitó hospitales, cárceles, las casas de los pobres; los emigrantes sin trabajo, los adolescentes descarriados, sin instrucción y ya entregados a los vicios, para quienes logró realizar una primera fundación para acoger a los pequeños vagabundos blancos, mestizos y negros. Atendió la instrucción religiosa y civil con criterios todavía hoy calificados como modernos.

Construyó un oratorio, una escuela, una enfermería, una posada para sacerdotes que se encontraban de paso por la ciudad y para estudiantes universitarios, necesitados de alojamiento seguro y económico. Fue el primer alfabetizador de América. Recordando la pobreza de la primera posada de Jesús en la tierra, llamó a su obra «Belén».

La Orden Bethlemita

Otros terciarios lo imitaron, compartiendo con el Santo penitencia, oración y actividad caritativa: la vida comunitaria tomó forma cuando el Santo escribió un reglamento, que fue adoptado también por las mujeres que atendían a la educación de los niños; estaba surgiendo aquello que más tarde debería tener su desarrollo natural: la Orden de los Bethlemitas y de las Bethlemitas, aun cuando éstas sólo obtuvieron el reconocimiento de la Santa Sede más tarde.

El Hermano Pedro se adelantó a los tiempos con métodos pedagógicos nuevos y estableció servicios sociales no imaginables en su época, como el hospital para convalecientes, el primero de este tipo en el mundo. Sus escritos espirituales son de una agudeza y profundidad inigualables.

Muerte y Proceso de Canonización

Muere el 25 de Abril de 1667, apenas a los 41 años el que en vida era llamado «Madre de Guatemala». Sus restos se encuentran en la Iglesia de San Francisco en la Antigua Guatemala donde es visitado por miles de fieles todos los años. El 2 de mayo de ese año llega a Guatemala la Real Cédula, que doña Mariana de Austria, Reina Gobernadora, regente de Don Carlos II, había expedido el 10 de noviembre de 1666 otorgando la autorización para la fundación del Hospital de Belén.

El proceso para la canonización del Santo Hermano Pedro de Betancur llevó aproximadamente 350 años. El proceso se inicia formalmente en 1698, aunque se venía recopilando información sobre la vida, muerte y virtudes del Hermano Pedro desde un año después de su muerte.

El Papa Clemente XIV lo declaró Venerable, el 25 de julio de 1771.

Sin embargo, la supresión de la rama masculina de la Orden Betlemita, en 1820, la falta de dinero y la ausencia de milagros testificados por médicos y testigos presenciales hicieron que la causa se detuviera por mucho tiempo, siendo reactivada completamente en la década de los años ´60 del siglo pasado.

En 1974, se presenta al Papa Pablo VI la solicitud para que beatificara a cinco venerables, entre ellos al Hermano Pedro, en vía excepcional por "fama miraculorum". Cuatro años más tarde, Juan Pablo I se declaró de acuerdo con el modus procedendi de la causa, indicado por Pablo VI. Igualmente Juan Pablo II declaró favorable las disposiciones de sus predecesores y, el 22 de junio de 1980, beatificó al Hermano Pedro, en procedimiento extraordinario.

A más de tres siglos de distancia, la memoria del «hombre que fue caridad» es sentida grandemente, viva y concreta, en Tenerife, en Guatemala y en todos los lugares donde se conoce su obra.

El papa Juan Pablo II canoniza al Hermano Pedro el 30 de julio de 2002 en la Ciudad de Guatemala, durante su Tercera Visita al país centroamericano. De esta manera el Hermano Pedro se convirtió en el primer santo de las Islas Canarias, en el primer santo de Guatemala y en el primer santo de Centroamérica.

En la actualidad está en proceso de construcción un gran templo en la capital de la isla de Tenerife, Santa Cruz de Tenerife (la con-catedral de Santa Cruz en el barrio de Cabo-Llanos) que estará dedicada al Santo Hermano Pedro, con una superficie de 2.000 metros cuadrados, junto a una plaza pública de 1.000 metros cuadrados y será la parroquia central de la vicaría de Santa Cruz de Tenerife.

Himno del Santo Hermano Pedro

"¡Oh, Pedro de Vilaflor,

Primer Santo de Canarias!
Dios hizo tu corazón
canario de Guatemala.

Llevaste pan a los pobres
en tu mano solidaria
y fue antorcha en tu camino
la Virgen de Candelaria.
Así hiciste universal
tu cuna de bruma y lava
y has llevado al santoral
olor de alisio y retama.

En la tierra peregrino
de Fe, de Amor y Esperanza.
Consuelo de desvalidos,
Apóstol de Guatemala.

Tu sueño, tu Fundación;
tu Patria, la Patria hermana;
dos orillas y una voz,
Hermano Pedro, te aclaman.

Excelso por ser humilde,
por ser pastor de las almas.
Comparten tu misma historia
dos tierras que a ti te cantan.
Tu entrega a los marginados
y tu vida consagrada,
han pintado los altares
con bandera azul y blanca." Fuente

ORACIÓN A SANTO HERMANO PEDRO

 

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